El presidente Santiago Peña resaltó su relación cercana con el Cardenal Adalberto Martínez y aseguró que las críticas de la Iglesia sobre la salud pública “son reales”. Afirmó que el Gobierno está encarando un proceso de mejoras, aunque reconoció que aún faltan medicamentos y personal.

El presidente Santiago Peña valoró ayer su vínculo con el Cardenal Adalberto Martínez, a quien describió como una figura de amplia experiencia pastoral y con quien mantiene, según dijo, “una relación muy fluida”. Recordó que el Cardenal es Obispo Castrense, lo que les permite compartir numerosas celebraciones y sostener un diálogo constante.

“Yo me nutro mucho de su sabiduría y de su conocimiento”, afirmó.

Peña subrayó que nunca ha ocultado su fe cristiana y que las buenas relaciones con la Iglesia se basan en la apertura al diálogo. En ese sentido, mencionó que durante el tradicional saludo de la paz conversaron brevemente sobre la importancia de mantener canales abiertos.

“Nunca agotar el diálogo; que el diálogo sea siempre el camino de la paz”, reiteró.

Consultado sobre las críticas de la Iglesia respecto a la precariedad del sistema de salud, el mandatario admitió que los cuestionamientos son legítimos.

“Son reales, no las podemos esconder. El problema de la salud pública es de décadas”, señaló. A pesar de ello, aseguró que el Gobierno está encarando la situación y destacó la construcción de hospitales como parte de un proceso de transformación.

Sin embargo, reconoció que la falta de medicamentos y de personal de salud continúa siendo un desafío significativo.

“Esto es parte de un proceso”, insistió, al tiempo que pidió comprensión sobre los tiempos necesarios para revertir las falencias estructurales del sector.